sábado, 16 de octubre de 2010

¿ cuanto no queda para llegar ?


 ...Recuerdo la primera vez que le vi la cara a la Luna, era en un libro del cole, tenia la misma cara que mi madre, la misma expresión de ojos y nariz...no dije nada por ser tan obvio, ni si quiera era un secreto... estaba claro la Luna era mi madre, sin porques... es así y todo el mundo lo sabía, solo que yo me había enterado en ese momento como algo natural...

Mi abuela era la gran guardiana de Madrid, sino la gran una de las grans, sus mil paseos en el circular rojo, la calle la oca que siempre la dejábamos a la izquierda de la ventanilla del autobus, y mis mil conjeturas sobre el nombre...¿habría un gran juego de la oca por toda la calle, en el que los fines de semana niños y mayores bajaban a jugar?, o se debía a las carreras de ocas, carreras de relevos de pescados que estaban perdidos, si ya se...al principio de la calle segura que había un lago y al final otro... entonces las ocas del primer lago se metían a los peces que se sentían perdidos en la boca y se lo pasaban a la otra oca hasta llegar al lago del final  o viceversa, donde se encontraban con sus seres queridos, hasta que un día se reunieron todas las ocas y decidieron ponerse patas y picos a la obra para tirar agua fuera de los respectivos lagos, y así crear un solo lago y que nada mas los separase...

Siempre llevaba una botella de agua en su bolso negro, yo no entendía porque, es fácil cuando eres niño y pides agua simplemente te la dan...¿ para que llevarla entonces ? hacia las mejores acelgas comestibles, y la coca-cola siempre era pesicola para ella...En su televisión nunca había dibujos ni nada de eso, entonces pensé en la suerte que habían tenido mis padres al dar con una tele con dibujos dentro...

2 comentarios:

Tempus fugit dijo...

Me ha llegado a lo más profundo y ha desatado recuerdos acordes.... :)


besos

Anónimo dijo...

Si, no dejar que la imaginación se llene de telarañas siempre es una suerte.

Nana